Sanlúcar la Mayor, Pasado ,Presente y Futuro.

Sanlúcar la Mayor, Pasado ,Presente y Futuro.
Desde que tus campos fueron fructíferos,las palomas anidaran en tus campanarios,la grieta de tu cárcava defensora de tu fortaleza amurallada,tesoros escondidos en tus silenciosas calles de tierra y blancas paredes, tu llamada al corazón de los hombres desde el alminar de tu mezquita, el repicar de tus campanas gloriosas de fiesta,los caminos y veredas de tus campos alpechinera,tus manantiales de aguas cristalina,tu Guadiamar caudaloso de aguas tranquilas. De todos los pueblos del Aljarafe ninguno puede compararse contigo,por tu historia, tu rango y tu prestigio.
.La Sanlúcar eterna,aquella que guarda en la noche la luz de las estrellas y el lucero de la mañana,la luz de su cielo celeste derrama sobre sus tranquilas calles el sosiego de sus moradores,paseantes de calles adoquinadas transcurren con pasos lentos recibiendo el frescor de sus aires con aromas de azahar de una semana que se acerca y otra que se va.La Sanlúcar eterna en la que en tantos corazones albergas y siempre estarás.. Sanlúcar la Mayor es una localidad sevillana perteneciente a la comarca de El Aljarafe y, en concreto, en el Aljarafe alto o Norte. Está situada a unos 18 km al oeste de Sevilla capital. El pueblo está situado a 148 metros sobre el nivel del mar.Es cabeza de partido judicial y centro neurálgico del alto Aljarafe.Su origen histórico se remonta a tiempos del Neolítico en la que se habitaron estas tierras.

martes, 28 de agosto de 2018

La cuesta de Las Doblas: 40 años de accidentes.


La curva fatídica de la cuesta de Las Doblas.
Hasta la construcción de la autopista del Quinto Centenario –la A-49–, alrededor de un centenar de personas perdieron la vida y otras doscientas resultaron heridas en la fatídica cuesta de Las Doblas. Entre los puntos kilométricos 568 y 570 de la antigua carretera nacional 431 –hoy renombrada como A-472–, en el término municipal de Sanlúcar la Mayor, existía un hueco hacia el cual, como atraídos por un imán, se precipitaron los vehículos por no respetar las señales, por causas técnicas o fallos humanos.

En la historia negra de la cuesta de Las Doblas, desde el año 1937 –fecha desde la que este periódico tiene datos de accidentes en esa curva–, se han registrado casi un centenar de muertes y unos 200 heridos en más de 70 accidentes. Precisamente, el 9 de abril de 1937, 16 personas fallecían y otras 35 resultaron heridas. En 1975, Antonio Moguer, alcalde de Sanlúcar la Mayor, pidió encarecidamente al gobernador civil, aprovechando una visita al pueblo, que desapareciera la curva de Las Doblas que tantas vidas se había cobrado. En noviembre de ese año comenzaron las tareas de expropiación de tierras para ensanchar y mejorar el firme y construir un carril de circulación lenta. El número de accidentes descendió hasta llegar a cero con la construcción a finales de los años 70 y principios de los 80 del tramo de la A-49 entre Sanlúcar y Huelva, que evitaría, por fin, pasar por el pueblo y por la nefasta curva.


«La culpa fue de la curva», afirmó una superviviente del trágico accidente que nos ocupa en esta ocasión. El 10 de junio de 1973, pasadas la una y media de la madrugada, un autobús con 49 ocupantes y matrícula de Cádiz se despeñaba por la primera curva descendente de Las Doblas –con un desnivel del seis por ciento–, direccion Huelva. El vehículo, que dio «siete u ocho vueltas» y se desplazó hasta 40 metros desde la peligrosa curva, quedó boca abajo entre olivos y la tierra árida de aquel lugar. Aunque los heridos afirmaron que el conductor iba despacio, las primeras hipótesis apuntaban a que éste tomó velocidad en el descenso desde Sanlúcar, perdiendo el control en el kilómetro 570. Balance: ocho mujeres fallecidas y 41 heridos. Los viajeros eran vecinos de Chipiona, casi todos mujeres de mediana edad de la famosa calle Isaac Peral –la Sierpes del municipio gaditano–, que se dirigían a El Rocío para acompañar a la Virgen el lunes de Pentecostés.

La cuesta de Las Doblas: 57 años del accidente que conmocionó a Sevilla y El Rocío
El azar jugaría un importante papel en la vida de muchos de los que el 9 de junio cogieron el autocar dirección Huelva desde Chipiona. Es el caso de Conchita González, de 18 años, que, aun teniendo el billete comprado para ir a la aldea, en el penúltimo momento decidió no viajar. Era época de exámenes y prefería estudiar. Pero su prima María del Pilar del Moral, de 20 años, le insistió una y otra vez para que fuese y Conchita accedió. El destino querría que estas dos jóvenes perecieron esa madrugada en Las Doblas. Otro lance de la diosa Fortuna lo escribieron Juan Antonio Montalbán y su novia. El chico, que venía en otro autobús, se cambió de vehículo al llegar a Los Palacios. Su subió «al de las mujeres» para acompañar a su novia en el trayecto. Él resultó herido leve al salir despedido del autobús mientras éste se precipitaba al vacío. Sin embargo, su novia quedaba «atrapada entre dos asientos, colgada del cuello, medio asfixiada», relataba el joven sobre cómo halló a su novia. «Sentí un vértigo espantoso y salí despedido. En seguida me metí dentro del coche para salvar a mi novia, que gritaba pidiendo auxilio». En esta ocasión, los dos chicos lograron salvar sus vidas.
No obstante, la tragedia de Las Doblas se ensombrecía todavía más si cabe pasados tres días del accidente. Al dolor de los familiares de las víctimas se sumaba la noticia de que el autobús carecía de la autorización pertinente para transportar viajeros. Esto implicaba que los familiares y heridos no podrían cobrar, a modo de ínfimo alivio, la indemnización económica.
Desde 1937, se han contado cien fallecidos en 70 accidentes en Las Doblas
Sanlúcar la Mayor, Sevilla, Chipiona y El Rocío, cuatro ciudades que quedaban conmocionadas por el trágico suceso. Unos titulares, el de los fallecidos en la cuesta de Las Doblas, que no sonaban por desgracia a nuevos. Doce años antes, en el mismo escenario y casi en la misma fecha –el 21 de mayo de 1961–, 22 personas morían, 43 resultaban heridas y sólo ocho quedaron ilesos. Los viajeros, que salieron de la calle Parras dirección a El Rocío, eran vecinos de los barrios sevillanos de la Macarena y Triana. El camión, utilizado de forma ilegal para transporte de personas, llevaba a 71 sentadas en unos tablones dispuestos en forma de bancas. Sólo el chofer y su ayudante viajaban en la cabina. Así, a las cuatro y cuarto de la madrugada, y pese a la profusión de señales advirtiendo del peligro, un mal cálculo de la velocidad y la pendiente y un fallo en los frenos hicieron que la curva fatal se cobrará 22 vidas.






martes, 14 de agosto de 2018

Anoche tuve un sueño,El panadero y su pan.


Un panadero amasa su pan,luego lo introdujo en el horno, acabada su hornada separó el que sería para su familia,al terminar su jornada llevó su pan a su casa, cuando se dispuso para la comida el panadero abrió su pan,al cortarlo el pan se abrió en dos partes,quedando separadas la parte de abajo y la parte de arriba, quedando la masa del pan separada de estas dos partes, el panadero se percató que esto no era normal,el pan había quedado separado por las partes que el fuego no le avía tocado,quedando su núcleo interior blanco y esponjoso.El panadero quiso saber porque se había producido este hecho que nunca le había ocurrido,se dispuso a pedir consejo a un hombre mayor del pueblo,al llegar a su puerta encontró la puerta entre abierta  y diviso como  este señor llamaba a su caballo y para ello se remangaba el delantal vació para llamar la atención del caballo,si el delantal estaba vació,quería engañar al caballo y hacerle ver que le daría comida.El panadero pensó que si este señor quería engañar al caballo,también podría engañarlo a él,por lo que este señor no era de fiar.Preguntó en el pueblo por otro señor mayor y dirigió sus pasos hasta la casa,al llegar a la puerta dijo,la paz de nuestro señor sea con vosotros,escucho una voz del interior que le invitaba a pasar,la paz sea contigo hermano,el panadero paso hasta el interior de la estancia y el dueño le pidió que se sentara para escucharle ,así pues el panadero dispuso a narrar lo que le avía ocurrido con el pan, después de escucharlo,el dueño de la casa interpretó con gran sabiduría el significado de aquél hecho sucedido en el pan.Alabado sea nuestro señor que te a mandado un mensaje para ti y tu familia en el pan que amasaste en la mañana para tu familia,En el nombre de nuestro señor. Confío en él , y no hay poder ni fuerza sino en el, el único,el misericordioso,tu y tu familia no seréis tocado por el fuego,gozareis junto a nuestro señor de la pureza en la otra vida,junto a él no os faltará de nada,su amor será suficiente para que estéis felices,recordad mucho a nuestro señor pues él dice, quién me recuerda yo le recuerdo, quien me pide yo le doy,si lloras él te escucha,si pecas el te perdona,si te arrepientes él olvida,si preguntas el te responde,si te quejas él resuelve,si tomas el provee,todo lo que haces, es para ti,todo lo que él hace es para ti. Entonces...¿Qué dones de vuestro Señor podréis ambos negar?.Oh señor, te pedimos que nos des confianza y sinceridad para salir de nuestras dificultades y que con ellas arreglemos nuestro presente y nuestro futuro,y pídele a nuestro señor la curación, pues el te cura sin intervención del cirujano,él es la medicina de los corazones y su remedio,el bienestar de los cuerpos y su salud."Cuando el mundo entero te está empujando hasta hacerte caer de rodillas, reza! Pues ya estas en la posición correcta."


sábado, 11 de agosto de 2018

En recuerdo de nuestro paisano Antonio Martínez " Medio Higo"


En recuerdo de nuestro paisano 
Antonio Martínez " Medio Higo"

Me hallo escribiendo en estos días historias de nuestra querida Sanlucar,Sobre todo aquello que no está escrito y permanece en nuestra memoria,nuestras vivencias colectivas en las que todos convivimos y disfrutamos de esos momentos inolvidables de nuestra juventud. Hallándome escribiendo sobre nuestros puentes,que que da entrada y salida a nuestro pueblo, su origen,sus cambios y su historia,encontré algunas fotografías  de distintos años en la que los sanluqueños y sanluqueñas gusta van de fotografiarse en el puente ya que en aquellas épocas solía ver poco tráfico y era un camino de paseo,con la llegada del colegio del seminario en los años 60 su afluencia a este fue mayor, por lo que a todos nos gustaba hacernos una fotografía con los amigos en el puente, y como fondo el colegio del seminario,su campo de fútbol y las vías del tren( todo esto ya lo comentare en otro momento).Este articulo es en memoria de mi primo Antonio Martínez,nuestro paisano que en estos días atrás y durante varios años ha estado debatiéndose entre la vida y la muerte, por esta enfermedad que  cada día nos arranca nuestros seres más queridos,y que solo aquel que tiene nuestras vidas en sus manos, sabe qué día será ese momento,como creyentes solo podemos pedirle que nos reúna junto a ellos en la otra vida,pediremos por su alma para que sea misericordioso con Antonio y le dé el descanso eterno junto a nuestro señor.Antonio Martínez fue una persona alegre y muy trabajador,sus padres durante muchos años fueron pescaderos,toda la familia trabaja unida en este oficio,tuvieron un puesto en el mercado de abasto.Durante algunos años llevaron el Bar el Tuis ,negocio que emprendió su tía Consuelo y su tío Rafael  al comienzo de los años 60,creo que ellos fueron los que más pescado fritos vendían en sanlúcar,recuerdo ver a Antonio siempre con la camisa llena de manchas de aceite, su madre limpiado el pescado en la cocina,Diego Valor su hermano atendiendo las mesas con esa gracia que lo caracteriza.A Finales de los años 60 y comienzo de los 70 el bar lo cogería Antonio Candi,por lo que la familia se trasladan al recinto de la feria donde frente del colegio  de la corredera montaría el Bar el Pez de Plata,yo lo recuerdo porque solía visitarlo mucho,fueron mis últimos años en el colegio,el bar tenia una de estas maquinas que le echa vas una moneda y escuchas los discos seleccionados,en verano cuando comensavamos las competiciones deportivas,las carreras de cros las hacíamos fuera del colegio frente al bar,todos los niños solíamos pedirle agua para refrescar nos,Antonio fue amigo de sus amigos,generoso con lo poco que tenia,luchador por su familia,aquellos que le conocíamos sabemos que se nova un hombre de todo corazón bueno,estará siempre en nuestra memoria por que junto a el pasamos momentos agradables,estando en vida yo le decía eres el mejor de los Martinez,descansa en paz querido primo,tus paisanos y paisanas no te olvidan.
En la tarde de este Sábado 11 de agosto  Antonio Martínez nos dejó,que nuestro señor lo acoja y le de la paz eterna.
Mañana 12 de agosto domingo a la siete de la tarde tendrá lugar su funeral,donde te acompañaremos junto a tus seres querido y tu pueblo que no te olvida.
1963,colegio los Maristas.
Antonio Martínez es el primero de la derecha agachado.

El bandolero Curro Jiménez estuvo en Sanlúcar la Mayor


Los bandoleros de la tele, juntos con Rafael Martinez "Indio Apache"
Durante el rodaje de la serie estuvieron pasando unos días
 en la pensión de Canto,de Sanlúcar la Mayor.
El bandolero Curro Jiménez estuvo en Sanlúcar la Mayor
Su verdadero nombre es  Andrés López. Un cruel maleante más conocido a día de hoy como
 Curro Jiménez (el nombre erróneo que le otorgó la pequeña pantalla).
La verdad tras el exterminio del cruel bandolero Curro Jiménez a manos de un comando de la Guardia Civil.Capturar a la partida de este cuatrero, famosa por sus saqueos en la Sierra de Cazalla, fue una de las misiones más duras de la Benemérita en el siglo XIX

La verdadera historia de este bandolero fue recogida por la prensa del momento y ampliada por los historiadores,recojo parte de esta historia en la que el bandolero paso por Sanlúcar la Mayor ,fue visto en la vieja venta de cuatro caminos y herido por la benemérita y posterior huida.

Curro Jiménez, la mentira histórica
 del bandolero que asoló España
Guardia Civil, la unidad de élite que aplastó en 1844 a los bandoleros
«Los diarios de Sevilla publican algunos interesantes pormenores sobre el exterminio [sic] de la partida de bandoleros, mandada por el Barquero de Cantillana». Así comenzaba una de las decenas de noticias que, el 17 de noviembre de 1849, publicaba el diario «La Época». El hecho, que apenas ocupaba tres párrafos, casi se perdía entre la ingente maraña de letras y buenas nuevas. Sin embargo, su importancia no podía ser mayor para toda Sevilla. No en vano implicaba que la recién creada Guardia Civil había acabado de una vez por todas con uno de los grupos de cuatreros más crueles de la zona: el dirigido por Andrés López. Un cruel maleante más conocido a día de hoy como Curro Jiménez (el nombre erróneo que le otorgó la pequeña pantalla).

La caza de Curro Jiménez no fue baladí. De hecho, supuso un auténtica prueba para la Benemérita y para los hombres seleccionados para atraparle: el teniente de infantería Francisco del Castillo y el sargento primero de caballería Francisco Lasso. Ambos se vieron obligados a pasar frío y penurias en el monte hasta que lograron dar con el escondrijo del que se había convertido en un auténtico fantasma andaluz. La tarea, con todo, no pudo tener un final más satisfactorio para España entera y para el nuevo cuerpo. Y así lo dejaron patente diarios como «El Observador» en una noticia publicada el 9 de noviembre: «Este suceso ha venido a dar nuevo lustre y especial recomendación al celo infatigable de la G. C. [Guardia Civil] en guardar los más caros y vitales intereses de la sociedad».

Detrás de la leyenda

Hallar el origen de una de las aventuras más épicas y olvidadas de la Guardia Civil requiere retrasar el calendario hasta los primeros años del siglo XIX, apenas una década después de que nuestra España tuviera que enfrentarse al galo invasor durante la Guerra de la Independencia. Fue en esos años en los que los viejos soldados se arrojaban al monte para no dedicarse a las duras labores del campo en los que nació Andrés López Muñoz en Cantillana (Sevilla). El mismo personaje que es conocido a día de hoy como Curro Jiménez, según desveló en una entrevista a ABC en 1988 el antropólogo e historiador Antonio García Benítez.

En principio, López Muñoz era un pobre diablo deseoso de heredar el negocio de su padre. «Pertenecía a una familia de larga tradición en el monopolio del servicio público del transporte en barca fluvial (de una orilla a otra del Guadalquivir a su paso por Cantillana)», explicaba el experto. Sin embargo, sus sueños se truncaron cuando, tras la muerte de su progenitor, solicitó el trabajo al alcalde de la región (Don Antonio). «El Barquero fue despojado de los derechos de arriendo sobre la misma a favor de otro, injustamente», añadía a ABC García. Aquella negativa provocó que el «Barquero de Cantillana» (como posteriormente sería conocido) matara al político.

Tras acabar con la vida del alcalde, nuestro protagonista tuvo que salir por piernas hacia Cazalla de la Sierra, en la Sierra Norte sevillana, para evitar ser capturado por las autoridades. Allí fue donde, al abrigo del monte y bajo la seguridad de la arboleda, el verdadero Curro Jiménez comenzó su particular carrera en el mundo del bandolerismo.

Más pronto que tarde, la barbarie de López empezó a reflejarse en los diarios. Así quedó claro en noticias como la publicada en «El observador» el 23 de noviembre de 1848: «El célebre Andrés López Muñoz (alias el Barquero), natural de Cantillana, desertor de presidio, y de una conducta corrompida desde que lo es, trae a contribución á todas las personas de algun tener de los pueblos de este partido, especialmente del de su naturaleza, donde ha exigido á varios, en distintas sumas, hasta la de unos mil duros, quemando porción de pajares de los propietarios que no han respondido á sus exorbitantes exigencias».

En el periódico, a su vez, se señalaba que había cometido «semejantes excesos [sic] y en esta semana ha estado dos noches en este y tiene aterrado su vecindario en términos que ninguno se atreve a salir de casa».

Años después, «El clamor público» (un periódico editado entre 1844 y 1864 en Madrid) se hizo eco de las andanzas de López. En un artículo publicado en 1849 explicaba que «los habitantes de las cercanías de Sevilla están en la mayor consternación por los excesos de una cuadrilla de malhechores activos y osados, aunque no numerosos, capitaneados por el célebre forajido Andrés López, hijo del barquero de Cantillana». En este diario se determinaba, por otro lado, que el futuro Curro Jiménez había asesinado a tres mercaderes de paños «a dos leguas y media de la capital en el mes de abril» y había perpetrado varios robos en las cercanías. Uno de ellos, a un «rico labrador de Peñaflor».

A la caza

Para muy mala suerte de López, el auge de su partida coincidió en el tiempo con la creación de la Guardia Civil, nacida en 1844 con la finalidad de proteger a los españoles del bandolerismo y de las corruptelas que asolaban el país. La Benemérita pronto recibió el encargo de acabar con los ataques de las partidas de malhechores entre Sevilla y Huelva. Regiones donde, según desvela el propio cuerpo en su dossier «La Guardia Civil y Curro Jiménez», más abundaban los asaltos a las diligencias: «Eran asaltos a cargo principalmente de la banda de Curro Jiménez, que bajaba de la Serranía de Cazalla a las horas apropiadas». Aquel fue el primer contacto de esta nueva unidad con Andrés López.

Al final, los continuos y molestos robos de la partida de Curro Jiménez llevaron a la Guardia Civil a establecer pequeños destacamentos en las localidades de Castilleja de la Cuesta, Sanlúcar la Mayor y Castilleja del Campo (todas ellas, en Sevilla). Los agentes quedaron a las órdenes, en primer término, del teniente de infantería Francisco del Castillo, pero también del sargento de caballería Francisco Lasso (a quien se nombró comandante de puesto en el segundo de los pueblos nombrados). Su trabajo, como desvela la Benemérita en el mencionado dossier, fue incansable: «Una y otra vez, sobre todo tras los primeros robos cometidos por Curro Jiménez en los carruajes, la fuerza del Puesto sube a la sierra y busca y registra cuevas, simas y grutas».

Fue precisamente en una de estas persecuciones en las que Andrés López demostró que no estaba dispuesto a caer en las manos de la Benemérita al acabar -tras tender una trampa a la Guardia Civil- con el agente Francisco Rieles Bermejo. Una triste muerte que corroboraba José Santos Torres en el artículo «Sevilla y la Guardia Civil» publicado en ABC en 1990.

Con todo, hubo que esperar hasta 1845 para que el bandolero se enfrentara a lo grande contra el cuerpo en su misma Cantillana. Aquella jornada, según explican Antonio de Quevedo y José de Sidro en «La Guardia Civil. Historia de esta institución y de todas las que se han conocido en España con destino de la persecución de malhechores, desde los tiempos más remotos hasta nuestros días», el «Barquero de Cantillana» hirió severamente a dos agentes. En las palabras de estos expertos, su actuación logró incluso acabar con la partida de Curro Jiménez: «Fue alcanzada y abatida una partida de criminales, resultando heridos el sargento segundo Victoriano Santibáñez y el guardia Cristóbal Dorado». Una ligera exageración, pues Andrés López logró escapar y -tras algún tiempo- volver a su camino de violencia.

El combate en Cantillana demostró a los bandoleros de Curro Jiménez que no les iba a resultar sencillo eludir a la justicia. Para este malhechor, el teniente Castillo y el sargento Lasso se convirtieron en sus particulares demonios.

La incansable persecución llevada a cabo por estos dos Guardias Civiles provocó un nuevo enfrentamiento en 1846. «Castillo y Lasso, que una vez más le siguen el rastro, le encuentran, le tirotean y le persiguen. La partida de Curro, para terminar con la persecución, se aposta y espera protegidos en el terreno. Cuando llegan los guardias disparan sus trabucos y reanudan la huida. Quedan heridos el sargento Lasso y el guardia de infantería Manuel Toribio. Después, por algún tiempo, no se oye hablar de la partida», se explica en el dossier elaborado por la Guardia Civil.

El continuo acoso de Del Castillo y Lasso provocó que, poco a poco, la partida de Curro Jiménez quedará reducida a lo ínfimo. Ni durante la segunda Guerra Carlista (época en la que, según varios historiadores, Andrés López se unió a los partidarios de Carlos María de Isidro) le valió para reagrupar a sus hombres y lograr volver a tener la importancia de antaño. De hecho, y siempre en palabras de la misma Guardia Civil, en los meses posteriores se dedicó a «merodear por la zona que tan bien conoce, limitado a robos menores para poder sobrevivir».

Por si fuera poco, se convirtió en un «bandolero de infantería». Es decir, que su escueta partida abandonó los ataques a lomos de jamelgos en favor del uso de las dos piernas. Aquello les facilitaba escapar de sus perseguidores, pero les impedía perpetrar sus tropelías de forma habitual.

Comando

Una vez apagado el incendio carlista, el brigadier José de Castro (jefe del Tercer Tercio) apostó por cambiar de estrategia para acabar con la partida de Andrés López. ¿Cuál fue su plan? Ordenar a Lasso y Del Castillo escoger a un grupo de agentes con los que introducirse en los montes para atrapar, de una vez por todas, a Curro Jiménez. «El procedimiento que adopta el teniente Castillo es el de permanecer casi constantemente en la sierra. Tarde o temprano verán a Curro Jiménez. La patrulla la componen él, el sargento Lasso, cuatro guardias y dos soldados que se le han agregado para esta misión», determina la Guardia Civil en su dossier.

De esta guisa quedó patente que la Guardia Civil era una de las unidades mejor preparadas de la época. Hecho que corroboró a ABC el escritor Lorenzo Silva (autor de «Sereno en el peligro. La aventura histórica de la Guardia Civil» -editado por Edaf-) el pasado febrero: «La intención de Ahumada era contar con una élite moral e intelectual dentro de lo que eran los hombres de armas. Pero también una élite que pudiera imponer respeto a la población con su sola presencia. No solo tenían que saber escribir en un país de analfabetos, no solo tenían que tener una hoja de servicios intachable, sino que también se les exigió que no contrajeron deudas. Fue algo muy inteligente. Es difícil que inspire sensación de autoridad alguien que no inspire respeto».

Exterminio

Tras algún tiempo, este grupo de la Guardia Civil pudo dar buena cuenta de Curro Jiménez el 6 de noviembre de 1849. Los sucesos de aquella jornada han sido narrados de decenas de formas diferentes en los diferentes diarios. Con todo, uno de los que mejor explicaron la captura fue «La época» en una breve noticia publicada el 17 de noviembre de ese mismo año.

Tal y como puede leerse en este reportaje, la aniquilación del grupo se sucedió casi por casualidad: «Comisionado el oficial Castillo por aquella autoridad para perseguirlo, el día 6 del actual recibió aviso de que en la hacienda de Fuente-Luenga estaban cercados unos cuantos hombres sospechosos, y a los pocos momentos tiene la confidencia de que los cercados eran Andrés López y tres más de su partida».

Según recibió la noticia, el agente salió «a escape con su infantería» y le siguió los pasos hasta su guarida. «Llegado al punto, le señalan una casilla, donde decían hallarse encerrados los malhechores», se añade en el mencionado diario. Pintaban bastos para los hombres de Curro Jiménez, pues al fin habían sido descubiertos.


Del Castillo, temeroso de que su presa se escapara, ordenó rodear la casa para, posteriormente, asaltarla. «Tomando las disposiciones convenientes para evitar la fuga, uno de los guías se abalanzó á dicha casilla, y observó había cuatro hombres, tres dormidos y uno que velaba», añade «La época». El agente que accedió en primer lugar a la vivienda no tardó en darse de bruces con un centinela de la partida de malhechores. Por suerte, todo acabó bien para él. «Al ver la aparición de aquel hombre, el ladrón vigilante le disparó el trabuco, sin hacerle daño, y despierta a los demás; el guía también disparó su arma, habiendo muerto al que intentó matarlo». Ya en pie los bandidos, se generalizó un tiroteo en el que «la fuerza que cercaban la casilla no se movió de su puesto».

Poco podían hacer los bandoleros para evitar ser capturados. Aunque lo intentaron. «Entonces el comandante Castillo se adelanta y llama al Barquero por su nombre, y le contesta una voz que no era la suya intimando la rendición, que quisieron eludir con frívolos pretextos, con el fin de que la noche se aproxima para emprender la fuga», se desvela el artículo.

Como buen agente, Del Castillo instó en repetidas ocasiones a Andrés López y a sus hombres a que salieran de la vivienda. Al fin y al cabo, estaban cercados y condenados. «Reiterada la intimación para que se entregasen, saliendo sin armas de la casa, al fin lo hicieron, pero con ellas y haciendo frente al comandante, disparan los trabucos, sin que causaren lesión á nadie los tiros», destaca «La época».

La actuación de los bandoleros de Curro Jiménez no acabó en ese punto, sino que -una vez que vieron frustrado su ataque- trataron de huir «poniéndose en fuga para ganar el terreno inmediato, que era bastante escabroso». Los agentes de la Guardia Civil, en palabras del diario, les llamaron una y otra vez a rendirse, pero no sirvió de nada. Al final, decidieron tomar medidas extremas. «Todo fue inútil, y una de las secciones que iba más inmediata hubo de hacerles una descarga, de la que los tres prófugos quedaron muertos».

Muertos los bandoleros, se procedió a registrar la vivienda. «Entre paja se encontró un cadáver, que fue inmediatamente reconocido ser el de Andrés López Muñoz, el Barquero de Cantillana; en la misma casa se hallaban cuatro caballos y dos trabucos que pertenecían al difunto. Conducidos los cadáveres á Cantillana, fueron reconocidos de nuevo, y resultaron ser los de Andrés el Barquero, de dicho pueblo; Manuel González el Gallego, natural de Monteagudo y vecino de Málaga; Antonio Perez Gerena, natural de Cantillana; y Juan Ulibarrena el Navarro, natural de Sales y vecino de Sevilla», finaliza «La época».

Descanso final

La muerte de Andrés López y su partida de delincuentes no tardó en correr como la pólvora entre la población local. Su exterminio, lejos de ser visto como una tragedia, supuso para pobres y ricos un verdadero descanso.

Al menos, así lo dejó claro el periódico «El observador»: «Una noticia de la más alta importancia tengo hoy que anunciar a Vds. Sabido es el miedo y el terror que infundía en las comarcas del norte de esta provincia, el nombre de “Andrés, el barquero de Cantillana”. Pues este forajido con tres más que le acompañaban, fueron aprehendidos y muertos en las inmediaciones de Lora del Río, en la mañana de anteayer: este servicio importante á la seguridad de la provincia, acaba de prestarse por el oficial de la G. G. de aquel distrito, don Francisco del Castillo y su partida».

Otro tanto opinan Quevedo y Sidro en su obra: «Los habitantes de la Capitanía general de Sevilla agradecidos á los beneficios que recibían de la Guardia Civil, manifestaron de mil finas maneras su reconocimiento á los individuos del Tercio, y con especialidad los de San Lúcar la Mayor , pidiendo la continuación en dicho partido del sargento mencionado D. Francisco Lasso, en una entusiasta manifestación suscrita por más de 400 personas de todas clases y matices políticos, y respetables por su posición y fortuna».

A Francisco del Castillo, su actuación le valió ser condecorado con la Cruz de San Fernando de Primera Clase. La misma medalla que recibió Lasso.@ABC_Historia




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viernes, 10 de agosto de 2018

En recuerdo a Rafael Moreno Durán,2018


Encontré esta fotografía entre mis archivos Taurinos y quiero compartirla y recordar a nuestro paisano que en paz descanse Rafael Moreno Durán,Todos les conocíamos como Rafael el de la tienda,que junto a su hermano Manolito que dios le tenga en su gloria,compartieron la tienda que está junto al casino.Recuerdo que en aquellos años 70,les compre mi primer tocadisco de marca Philips,estos que llevaban el altavoz incorporado como tapadera,fue en el 74,mi padre tomó el bar del casino y yo lo tomé prestado de la caja,apenas me duró unas semanas ya que mi padre al darse cuenta, y al no haberle pedido permiso para comprarlo me hizo devolverlo a Rafael, por lo que mi gozo en un poso,mis amigos y yo disfrutamos aquellas semanas de unos vinilos de los Bee Gees que Manolito Mena nos trajo.Nuestro amigo Rafael también fue muy aficionado a los toros,le gustaban mucho los caballos y sobre todo era muy rociero.Que este recuerdo nos llegue de una persona que durante muchos años nos ayudó a través de su tienda a conseguir aquello que pagándolo poco a poco pudimos disfrutarlo,que en paz descanses,tus paisanos y paisanas no te olvidan.