Aficionados y maletillas de Sanlúcar la Mayor.
Manolo Rabila y Eustaquio Robayo el niño la posa, juntos emprendieron un camino de aventuras por los campos de tentaderos y ganaderías de nuestro aljarafe,presentes siempre en las capeas e incluso torearon algunas vaquillas en nuestra plaza taurina,en su día recorrían veredas y caminos en busca de una oportunidad para dar unos cuantos capotazos y muletazos a toros, novillos o becerras que se le pusiese delante, tanto en el tentadero, como en el cerrado de reses bravas e incluso tirarse de espontáneo en cualquier plaza de toro para mostrar sus cualidades.Nacieron en Sanlúcar la Mayor, altos espigados, gorra a cuadros , camisa gris, pantalón a rayas y los pies calzados con botas camperas ajadas por el huso a falta de tomate y limón (se utilizaban antiguamente para limpiar las botas), al cuello un pañuelo oscuro des blanquecino por el polvo y sudor acumulado,soñando con el traje de luces que algún día vestiría en los cosos taurinos.
Guardaba cerdos un día, cogía aceitunas el otro, al día siguiente guardaba pavos y el de en medio soñaba.Soñaba con ser nada más y nada menos que toreros.Con un inseparable amigo visitaba las fincas y cercados a espaldas de los mayorales y era el primero en enterarse de si echaban alguna vaca o becerro para los maletillas del pueblo.Pero nuestros protagonistas tenía un “defecto”, y es que cuando veía un becerro o una vaca acercarse salía corriendo incapaz de dar ni un solo capotazo. Prefería observar a su amigo desde el burladero mientras sus piernas no dejaban de temblar.Pero su miedo no sería eterno, desafiaba a la vida con muchos más motivos cuando nada le quedase por perder.
Nuestro paisanos cambiaría radicalmente y hasta bien podría ser el protagonista de un poema taurino internacionalmente conocido, como el “Romance de Valentía” en el que el protagonista decía: “morir se me importa un pito, pues nadie me va a llorar. Aquí no hay traje de seda, ni traje tabaco y oro, aquí hay un niño muy hombre que está delante de un toro”Ese sueño que lleva dentro todo “maletilla” una figura desaparecida en nuestra Sanlúcar actual y que debe ocupar el lugar que le corresponde en nuestro mundo, porque muchos e importantes toreros han saltado cercas, han acudido a tientas y han soñado con la ilusión de algún día ser torero en la tierra del toro, Sanlúcar. Vaya por todos ellos y por nuestros anónimos niño “maletilla” nuestro homenaje a aquellos que anduvieron caminos inciertos.
Dormido mientras camina un chaval de corta edad suspira y sueña,por los caminos de la libertad,por los senderos de una gloria sub real,por los campos y pueblos con sus sueños atados el maletilla va.
Es difícil alcanzar la gloria,el lo sabe de mas,pero tiene algo muy valioso que hasta ella le ara llegar.
Son sueños casi inalcanzables,pero es su motor de libertad,es lo que su corazón ansía,es lo que la vida le da.
Ya apenas se escuchan pasos de votos gastados,ya por los cerrados no va,ese maletilla desaliñado,que para la Luna a de torear.
Ya no se ve en las fuentes descansar,ya nadie sabe de ellos su verdad,el maletilla a desaparecido,hay quien dice que han dejado de soñar,pero si preguntas a un novillero,si preguntas a cualquier chaval,veras en su mirada,aquella mirada que en la cara del maletilla por siempre reflejada estará.
La Luna en la soledad de sus noches oscuras,en el silencio de voces calladas,ya su muleta no reflejará,dicen que las noches han perdido el encanto,desde que el maletilla a visitarla no va.Andando con sus sueños por montera,a pie por los campos de libertad,su silueta se dibujaba sobre el lienzo de la verdad,cobijado bajo chaparros el maletilla dormido está,viajando en el tren del sueño,con un billete de ida,porque la vuelta abierta por siempre quedará.
Con un atillo a cuestas,con hambre de libertad,con sed de triunfo y una mirada reflejada en el llanto de la soledad.
De capea en capea,con vacas toreadas,con astas afiladas en la sangre de otros que an pasado ya,la muerte reflejada en los alambres de un corral,los sueños frustrados de aquellos que dejaron de torear,pero en la mente una meta,un sueño y las ganas de culminar,esa escalera tan larga,que a veces no tiene final.
Citando y jugando con la muerte,soñando con ser algo
más,sin familia en sus andadas,pero con la compañía de la soledad,baga cabizbajo el maletilla,sin saber dónde terminará.
Ya no se escuchan en las noches,ya no se oyen a la Luna rezar,el maletilla muere en la mente del que los vio cabizbajo de sus sueños regresar.
Ataviados con andrajosas ropas,para ellos,de Domingo vestidos van,improvisadas muletas,capotes que de manta sirvieron,noches de llantos callados,hambre de gloria en su mirada reflejada quedaron para atestiguar,que la verdad de la vida,que la dureza de las noches,se calma al caminar,al caminar por un sueño,para su meta alcanzar.
Que nunca muera la verdad,que la pureza de las ilusiones nunca pueda terminar,que los sueños manen como ricos manantiales,como ríos y mares,que las estrellas fugaces los sepan guiar,y que la Luna los guarde,por luchar por su verdad.Son sueños de papel,lo que un día consiguieron,son sueños de lucha,sueños de una sola verdad.
Son sueños de papel,por lo que lucharon,por lo que muchos en el camino quedaron,por amar y buscar la libertad que un día un sueño los hizo de sus casas marchar.
Atrás dejaron padres y hermanos,su pueblo natal,una vida dura,por querer torear.
De capea en capea,el maletilla soñando va,llorando en sus adentros,al ver anunciar,en grande y bajo el nombre de un pueblo,un nombre desconocido que solo la Luna vio en sus noches torear.
Son sueños de papel,que un día consiguieron,aquellos que no cesaron,aquellos que no se aburrieron,aquellos que por ello lloraron.
Quedan en el alma,retales de libertad,lágrimas en los ojos y un largo caminar.
No es fácil culminar la meta que en la vida se pretende alcanzar,nada es fácil para un día poder torear,trabas,engaños,mentiras y falsedad,jugaron con sus sueños,unos sueños de libertad.
Son sueños de papel,aquello que quisieron alcanzar.
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